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Review: Anything for Billy

Anything for Billy Querido Billy by Larry McMurtry
My rating: 4 of 5 stars

¿Quién, de niño, no jugó alguna vez a los vaqueros? Esa fantasía de duelos con derringer y revólver en medio de la plaza pública, a las 12 del día, con la mano relajada y los dedos sueltos a medio camino de la pernera y la pistola.

La historia de Querido Billy está contada por un hombre que tenía esa imagen idílica y surreal del forajido. Alguien que abandona sus responsabilidades y deja todo: su familia, la ciudad, y montado en una mula intenta asaltar un tren, disparando al aire. Si hay alguien con quien el lector puede identificarse es ese narrador: un ser simple e ingenuo que luego de conocer a la leyenda y acompañar a Billy El Niño por un Wild West poco glamuroso y nada parecido a sus novelas de 10 centavos, todo problema se hace más pequeño.

"Después de haber visto hacía poco a un hombre destripado y otros dos muertos a tiros, la pérdida de mi pequeña colección había disminuido en importancia".

Sé poco y nada acerca de Billy El Niño. Nunca me he interesado por la historia, la verosimilitud y los detalles, como suele decirse, "detrás del mito". Si elegí su lectura fue porque el western precede al southern gothic que tanto me ha terminado gustando.

Pensé que ésta sería una novela de vaqueros y forajidos, asaltos a trenes y duelos con pistolas y persecuciones a caballo. Y, como el narrador, tenía una imagen más romántica de esta aventura.

A lo largo de la lectura, somos el narrador, yendo a las montañas en busca del León Blanco y regresando resignados a la vida, a la simplicidad de las cosas, y al hecho de que:

"La muerte de Billy fue sencilla, y sin embargo hasta los hechos más sencillos se enmohecen con el paso de los años".

Esperando encontrar aventuras y epopeyas, lo que tenemos es muerte, resignación y vidas humanas sencillas, carismáticas, no-doblegadas, que lo único que buscan es una razón para que la muerte no parezca tan buena opción.

La novela es un drama realista, algunos personajes rayan la caricaturización, y aquello es poco perdonable; sin embargo, otros personajes son entrañables: nos preocupamos por ellos, los recordamos, pensamos en qué será de sus destinos. Y la única realidad, que el narrador nos recuerda siempre que introduce un nuevo personaje, es que todos morirán y los pocos que vivan lo harán en un estado derruido y abandonado. Me sorprendí enojado, triste y melancólico mientras leía. Una lectura amigable, como un amigo ebrio con el que recuerdas cosas tristes, pero con una sonrisa en el rostro.

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