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Los [Imprescindibles] Clásicos Griegos I



«Me ha interesado mostrar tanto el papel de la “curiosidad viajera” en el nacimiento de la etnología, como la importancia de la reflexión crítica sobre la propia sociedad.»
Ángel Palerm, Historia de la Etnología I
Me atrevería a asegurar que no existe ciencia/materia en la actualidad, en la que los griegos no sean un referente. Y en antropología los tenemos presentes desde un principio; pese a considerárseles en muchas ocasiones pre-científicos, como exponentes y teóricos, no tienen algo que merezca considerarlos como “simple material de contenido”. En esta entrada están los “imprescindibles”, ¿Y por qué imprescindibles? Citando a Palerm1:
«…tendríamos que haber esperado a que Malinowski formulara su teoría de las “necesidades” en el siglo XX, si los antropólogos hubieran leído la misma teoría en Platón, presentada quizá con mayor elegancia y coherencia interna. ¿No está también en Platón la teoría de la división del trabajo social y de sus consecuencias, que los más ingenuos atribuíamos a Durkheim?»
         De esta forma, cada uno de los autores aquí expuestos defenderá por mérito propio el por qué se les debe tanto como precursores de la Antropología.
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Notas:
1 Acostúmbrense, no es la primera, ni la última vez que lo cito.
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Heródoto
Fuente: Wikipedia
Heródoto de Halicarnaso | 484? - 425 a.C.
«Tu estado de ánimo es tu destino»
Iniciamos con el «padre de la Historia», quién a mi parecer abandera los dos intereses de Palerm para incluirlo al inicio de su libro. Además de haber viajado por los límites del mundo recorrido por sus contemporáneos griegos, reflexiona acerca de la vida y costumbres de los pueblos que conoció.
Su obra, la Historia (que le gana el merecido mote), tiene como principal tema las guerras de los griegos contra los persas, divida en 9 libros, cada uno bajo la denominación de una musa (Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Calíope).
         Palerm señala —y me gustaría hacer énfasis—  que “Heródoto muestra hacia las culturas y las costumbres extrañas una tolerancia rara en su época y en sus compatriotas”. Prueba de esto, tenemos está anécdota de Heródoto:
«Si se diera a alguien, no importa a quién, la posibilidad de elegir entre todas las naciones del mundo las creencias que considerara mejores, inevitablemente… elegiría las de su propio país. Todos sin excepción pensamos que nuestras costumbres nativas y la religión en que hemos crecido son las mejores… Existen abundantes evidencias de que éste es un sentimiento universal… Podría recordarse, en particular una anécdota de Darío. Siendo rey de Persia, llamó a unos griegos presentes en su corte y les preguntó cuánto querían a cambio de comerse los cuerpos de sus padres difuntos. Los griegos replicaron que no existía suficiente dinero en el mundo para pagarles. Después preguntó a unos indios de la tribu llamada Callatie, que de verdad comen los cuerpos de sus padres difuntos, cuánto querían para quemarlos (refiriéndose, por supuesto, a la costumbre griega de la cremación). Los indios exclamaron horrorizados que no debía hablarse de cosas tan repugnantes»1
         Si al final se la frase se agregara algo así como: “esto ejemplifica el estudio de la antropología…” Es más, cuando os pregunten ¿Qué es antropología? podrían contar esta anécdota y decir que esas diferentes concepciones de un mismo fenómeno son objeto de estudio en la antropología.
         Asiduo viajero, Heródoto nombra su obra Historiae (investigación o búsqueda), justamente pues no se limita a narrar acontecimientos “de oídas”, sino que interpretó la realidad de las sociedades y prestó atención a las costumbres de los pueblos con los que convivió.
         «En la cosmovisión de Heródoto emergen claros referentes homéricos; la fascinación por las figuras de los grandes hombres —fuesen del bando derrotado o vencedor― se repite a lo largo de su obra. Tampoco se olvidó de reflejar el sentimiento (pathos) y las relaciones establecidas entre los hombres y la divinidad; en el estilo descriptivo de sus textos tampoco faltaron narraciones novelescas de amor, traiciones o ambiciones como las de Creso, Cambises o Ciges.» (NatGeo)
         Leyendo su Historia admiran las descripciones, «da la impresión de acercamientos etnográficos»
         «Es costumbre de los escitas beber la sangre del primer enemigo que matan en la guerra, y llevar a su rey las cabezas de los muertos en batalla. Los cráneos dan derecho a los guerreros a participar en el botín. Despellejan las cabezas haciendo un corte circular a la altura de las orejas, y después de raspar la piel con la costilla de un buey la soban con los dedos para suavizarla […]. Cuelgan estos trofeos en la brida de sus caballos y están orgullosos de ellos […] a veces despellejan todo el cuerpo y colocan la piel en un armazón de madera que llevan cuando cabalgan… Tienen una manera especial de tratar los cráneos, aserrándolos por debajo de las cejas... después las usan como copas.»2
Heródoto nos dice su propósito al inicio de su libro: «…que no llegue a desvanecerse con el tiempo la memoria de los hechos públicos de los hombres». Y tras tantos años de antigüedad, su logro es de admirar.
«En Heródoto tenemos, posiblemente, al mejor representante de la curiosidad viajera de los griegos y de su interés por otra gente y otras culturas, curiosidad e interés que siguen siendo, desde luego, ingredientes indispensables de cualquier buen etnólogo.»3
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Notas:
1 Palerm, A. (2010). “I. Heródoto: Pueblos del sur de Rusia”. En: Historia de la etnología I. Los precursores. pp. 24.
2 Ibid, pp. 25.
3 Ibid, pp. 32.

Otras fuentes:

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Platón
Fuente: Wikipedia
Platón | 427 – 347 a.C.
«Hasta donde yo soy capaz de ver, la sociedad nace porque el individuo no es autosuficiente. Por el contrario, tiene muchas necesidades que no puede satisfacer por sí solo.»
Filósofo griego1 nacido en Atenas, en el seno de una familia aristocrática; atraído por Sócrates, abandona la política para seguir la filosofía. No obstante, la política ocupó siempre un lugar central en su pensamiento, y llegó a concebir un Estado Ideal. En el 387 funda la Academia.
A diferencia de Sócrates, los trabajos de Platón se han conservado casi completos. La mayor parte están escritos en forma de Diálogos.
«Platón quiso ver, más allá de los cambios y los trastornos políticos sociales, las fuerzas profundas que mueven a las sociedades y a los estados. Desde este punto de vista es, seguramente el primer gran teórico de los procesos de cambio sociocultural.»2
La República es unos de sus trabajos más importantes, donde expresa su concepción del arte, política, sociedad, justicia, inmortalidad, virtud, bien y mal. La mayoría de sus escritos especulan sobre metafísica, presente en el estudio de la ahora denominada antropología platónica3 caracterizada por el estudio de la dualidad onto-gnoseológica y el mundo inteligible y sensible.
Platón concibe al ser humano como un compuesto de cuerpo (sôma) y alma (psijé) unidos accidentalmente. El cuerpo es un obstáculo para lograr la perfección, teniendo por misión del ser humano el buscar la cátharsis para poder ascender el alma a su lugar natural: el mundo de las ideas. El alma es inmortal y domina sobre el cuerpo. Su actividad es la contemplación de las ideas y constituye la esencia del ser humano.
En su obra, Platón se encarga de desarrollar su concepción del hombre determinada en diferentes etapas, mismas que pueden relacionarse con teorías antropológicas contemporáneas. Por ejemplo:
El dualismo que concibe Platón entre el cuerpo y el alma (presente en Fedón) podemos relacionarlo con la Antropología de la religión.
En el diálogo de Fedón encontramos a la muerte, en un sentido fuertemente religioso, que consiste en la búsqueda de la separación plena del alma y del cuerpo, como acto de cátharsis.
«Con respecto al alma, dos interpretaciones se dan acerca de ésta. La primera, el alma es principio vital; causa de vida y fuente de movimiento de los seres vivos. Desde esta perspectiva, el alma es inmortal. Ya que moviéndose a sí misma es por necesidad inmortal […], el alma es simple, uniforme e inmutable por ser semejante a lo divino. De acuerdo a la segunda interpretación, el alma es principio de racionalidad, de conocimiento intelectual; principio inmaterial que hace posible el pensamiento inteligible.
El cuerpo es compuesto, corruptible y mortal. Lo que constituye un conjunto de connotaciones negativas. No obstante, a pesar de tales atributos todas las afecciones y placeres provienen de él. Por lo cual, el cuerpo es obstáculo para el conocimiento y la búsqueda de la verdad.»(Delfín)
         Así mismo, Platón separó el alma en tres partes: Racional, que contempla las ideas y toma decisiones; Irascible o Volitiva, que es la dimensión en la que radican los impulsos voluntarios; y Concupiscible o Apetitiva, que es la fuente de los deseos y las pasiones relacionadas con el cuerpo.
«Me parece que Sócrates ha probado sólo la mitad de lo que debe demostrar. Ha comprobado que nuestra alma existía antes de que naciéramos, pero para completar su demostración, debe probar también que después de la muerte, el alma existe igual que existió antes de esta vida.»4
Por su parte, en Filebo, sostiene que todas las afecciones son procesos del alma. Indica que en el alma se dan afecciones anticipadas de placer y dolor… relacionando estas ideas de Platón con la Antropología Cognitiva.
Con todo esto, la antropología platónica es una filosofía de la vida. Y por supuesto que no hemos mencionado la clasificación de las clases sociales que elabora en su concepción de un Estado Ideal. Os queda de Tarea.
«En Platón encontramos, en cambio, al pensador que reflexiona sobre las causas y razones profundas del cambio político y sociocultural, y en el transcurso de su meditación hace nacer, a la vez, la teoría científica social y la utopía.»5
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Notas:
1 Dime algo que no sepa.
2 Palerm, A. (2010). “2. Platón: sobre el origen de la sociedad humana”. En: Historia de la etnología I. Los precursores. pp. 28.
3 ¿La conocíais? Yo tampoco, hasta que investigue para esta entrada.
4 Fedón.
5 Palerm, ibid, pp.35.

Otras fuentes:

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Tucídides
Fuente: Wikipedia
Tucídides | 460 – 390 a.C.
«Quien puede recurrir a la violencia no tiene necesidad de recurrir a la justicia.»
         En mi curso de Precursores y Evolucionistas nos saltamos a Tucídides1, pero para eso tenemos Internet.
         Historiador militar nacido en la Antigua Atenas, considerado como el padre de la Historiografía científica.
         Para Palerm; Tucídides es el griego que mira su propia sociedad, a su cultura nativa, y trata de entenderla y de explicarla.
         «El derecho de voto que posee la mayoría de la población, y no una minoría, nos ha ganado el título de Democracia. La igualdad ante la ley está asegurada para cada ciudadano en los tratos de sus vecinos. El reconocimiento de la distinción personal en cualquier campo y el progreso de los ciudadanos en política, es un premio que está determinado por el mérito y no por el status social. No existe ningún estigma sobre la pobreza que impida el avance de un hombre capaz de servir al estado. Llevamos una vida de libertad que no sólo por nuestra política, sino también por nuestra mutua tolerancia en la conducta privada. No nos molesta que nuestro vecino haga lo que quiera, ni tampoco tratamos de someterlo por la desaprobación, aunque no le permitimos causar daño a los demás.»3
Logra colocarse como «el primer historiador que aplica un sistema objetivo y científico en el tratamiento de sus fuentes y de los sucesos que relata».2 Proponiéndose en su método historiográfico, exponer la “estricta verdad” de lo que ocurrió, difiriendo en su investigación de los métodos empleados por Heródoto. En general, Tucídides contó con la ventaja de relatar hechos contemporáneos, lo que le permitió manejar un mayor número de fuentes que Heródoto.
         Su obra, Historia de la guerra del Peloponeso, fundamental en la historiografía antigua, le permite analizar los acontecimientos y las causas del conflicto entre espartanos y atenienses, y no solo eso, sino que procura “ahondar en los motivos más profundos del comportamiento humano”.
         Considera a la naturaleza humana «como un elemento constante del proceso histórico», para él, la fuerza motriz de la historia es la inteligencia, argumentando que sus decisiones están determinadas por factores políticos, económicos y militares, manteniendo al margen el aspecto religioso. De la mano de esto está la Fortuna, siendo esto lo imprevisible que surge en el acontecer histórico.
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Notas:
1 ¿O falté ese día a clases? No lo recuerdo.
2 Manuel Campos Campayo.
Palerm, A. (2010). “3. Tucídides: Cultura y sociedad Atenienses”. En: Historia de la etnología I. Los precursores. pp. 28.

Otras fuentes:

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Supongo que 2296 palabras de contenido son más que suficientes para una sola entrada, he procurado resumir la información lo más posible, y anexar links de otros espacios en la red con información más completa y detallada que la expuesta aquí, aun así, supongo que fracaso en la tesis de ser un blog más abierto a los no-iniciados en la antropología.
Muchísimas gracias, por leer hasta aquí… continuamos en la Parte II.


Quiero dedicar esta entrada a mi
[imprescindible] amiga y colega griega
Dánae Kotsiras, Buen viaje.

Cómo citar:
Cortés Flores, N. (2015). "Los [imprescindibles] clásicos griegos 1. En: Cuaderno Antropomorfo; apuntes de un bastardo, con forma humana. [Blog de Internet]. Visto el: dd/mm/aaaa.
Disponible en: http://nimantropomorfo.blogspot.com/2015/08/los-imprescindibles-clasicos-griegos-1_8.html

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